lunes, agosto 03, 2009

Futuro sombrío

La calle estaba vacía, ni un alma rondaba la manzana. El empedrado, las baldozas y las casas, todo de color gris, daba un resplandor triste y desolado. Dos personas que venían de lados opuestos se iban a cruzar pronto en una esquina allí cerca.

Las dos personas que esperábamos aparecieron a la hora en la cual habían acordado.
Uno llevaba un sobretodo marrón claro y la otra persona otro igual pero más oscuro, aunque todo se veía gris a las luces de los faroles. Otros compañeros y yo estábamos buscando a los neomarxistas subversivos traidores a la patria, y nos habíamos infiltrado en una de sus redes. Fue increible la valentía del compañero García para poder soportar la companía de esos homosexuales y liberales, pero gracias a su esfuerzo habíamos descubierto a estos dos delincuentes que pretendían una revolución en nuestra buena tierra.

El hombre de sobretodo oscuro llegó a una esquina donde había un farol dubitativo y palpitante, y dobló en un callejón; el de sobretodo claro miró sobre su hombro antes de hacer lo mismo.

Habíamos encontrado una de sus guaridas mas importantes. Se decía que allí se almacenaban materiales imprescindibles para la doctrina comunista, y eliminar aquel lugar de morbo y decadencia era vital.

Ambas personas entraron por una pequeña puerta corroída por la humedad, aún sin hablarse ni mirarse. Una vez dentro, sin prender las luces, atravesaron con dificultad un cuarto atestado de libros; en las paredes, en los muebles y hasta en el piso, apilados de forma desprolija, había obras de diferentes autores como Shakespeare, Platón o Poe, obras religiosas como Biblias o el Corán, y textos científicos como "La creación del Universo" de Hawking o "El origen de las especies" de Darwin; en fin, libros que se salvaron de la última quema organizada por la policia.

Los compañeros empezaron a movilizarse. Dos decenas de nosotros estábamos en la calle, en la esquina, esperando la señal del jefe, que se encontraba en el techo de enfrente a la guarida de los delincuentes, observando todo. Poco a poco nos fuimos acercando en silencio al lugar donde se encontraban los traidores, con nuestras armas sin el seguro y con nuestras camionetas listas para llevarlos presos, aunque eso era poco probable que sucediera...

Los dos hombres llegaron hasta una habitación en la que sí podían hablar, pero la conversación fue corta y concisa.

- Están afuera.

- Sí.

Con un instrumento partimos la puerta y yo fui uno de los primeros en entrar. Chocamos todos con unas cosas de papel, creo que se llaman libros, hacía mucho que no se hacían de esos y tener alguno sin permiso expreso del Gobierno era un delito grave, y por lo que me contaron luego, eran libros muy peligrosos. No entendí como unas cosas de papel con letras podían ser peligrosos, pero no me pagan por pensar. Tiramos y pateamos todos los libros que nos cruzamos, pero luego vimos que eran demasiados y pedí que trajeran combustible. Entramos en otra habitación, y ahí estaban los traidores, sentados uno al lado del otro, sin hablarse. Tanto asco me dieron esas dos cosas ahí sentadas que con mis compañeros no pudimos contenernos y los golpeamos con furia y repugnancia. Uno quedó inconciente, el otro seguía con la mente enfocada (si es que esos cerdos pueden tener una mente y no un envase de diabólicos mandados.)

Los dos hombres fueron golpeados brutalmente. Huesos rotos tenían por montones, y parecía haber mas sangre en el piso que en sus cuerpos. Sabían que los estaban vigilando, era muy dificil no ser perseguido, hicieras algo en contra del Gobierno o no, y no se podía zafar por siempre: tenían gente en lugares públicos como plazas y hospitales, ni hablar de las iglesias, sin contar los micrófonos que ponían las empresas de cable y de teléfono en el momento de la instalación. Todo el mundo era vigilado, en todos lados había ojos, en todos lados había oídos.

El jefe vino. Dejó solo a unos cuantos de nosotros y nos encargó rociar el lugar con los bidones de gasolina que yo había pedido. Algo risueño, cumplí con mi deber ciudadano de seguir las órdenes, y mi orgullo fue mayor cuando el jefe me habló: "Dame lo que te queda" fueron sus palabras. "Señor, sí, señor" fue mi respuesta nerviosa. Luego dirigió unas palabras a los infrahumanos que estaban tirados en el piso.

- ¿Cuando aprenderá la gente como ustedes, subversivos de mierda, el orden de las cosas? ¡¿Quieren hacer a todos como ustedes, comunistas, rusos hijos de puta?! - dijo mientras rociaba a los delincuentes - ¡Esto es lo que se merecen!

El jefe de policía echó la gasolina que quedaba a esos dos hombres, y cuando sus lacayos salieron, fue él quien tiró su cigarrillo y comenzó el incendio. Llamas azules comenzaron a devorarlo todo. Enseguida los libros ardían junto con la casa, y los dos hombres heridos gritaban y aullaban al sentir al fuego consumir su carne. El jefe y los policias observaron el espectáculo con asombrado regocijo. Fue el final de dos personas cuyo único delito fue ser amantes de los libros.

Todo se quemaba, todo se volvía negro y mas pequeño, y los hombres gritaban y se retorcían con gestos del más terrible dolor mientras de su boca salía un líquido espeso y desconocido para mi, y sus ojos se derretían... en fín, algo hermoso. Entre sonrisas y congratulaciones fuimos hasta una patrulla, satisfechos con haber cumplido nuestro deber y haber mantenido la ciudad a salvo. Es un privilegio y un honor servir a la sociedad de esta forma.

4 comentarios:

Antonella dijo...

Fah. te zarpaste de lo lindo. Me imaginé todo para un peli, muy muy bueno. Además el efecto que le da a la historia el hecho de ser contada desde dos perspectivas queda genial. Te felicito Luquetin :)

Sonii dijo...

La nochde los lapices? Me suena. Que injusticia. La noche que quemaron los libros, fue..increiblemente imperdonable. Te amo pedasin de..Lucas :) Jajaj, me encanto este.

Maca! dijo...

Q asco.. sinceramente me da asco, aunque bueno dejame suponer que no estas de acuerdo con esto q escribistes en tu querido blog, porque me costaria pensar que sos vos un principe azul!

Besoo!

Maca! dijo...

Bue disculpe usted mi groseria entonces principe! Pero a petición de moiii podrias escribir algo mas... o mejor dicho algo menos... ( no esq no lo aprecie e! pero esq se hace costoso leerlo xD )


Beso!