miércoles, junio 24, 2009

Un forzado adiós

- ¿Qué pasa, que me tenés que decir? - dice preocupada.

- Mary... vení, sentate.

Ella le hace caso y se sienta a su lado. Lo mira con ojos tristes, imagina que es lo que puede decir, imagina cual puede ser la bomba que tanto teme que caiga y que sería definitiva.

- Tal vez no seamos el uno para el otro como vos pensás.


Las palabras cortaron su corazón con el filo de una guadaña. La frase, dicha con tanta seguridad, impresiona hasta a su peor suposición.

- No.

- Sí, Mary.

- No, no me podés hacer esto, vos no...

El "Sí, Mary" es su última frase en varios minutos. Deja el silencio fluír aunque muy a su pesar sabe que eso la hiere más.

El sangrado de su alma en lágrimas es doloroso e interminable.

- Hasta siempre. -
son las últimas palabras que le dirá en vida, le besa la frente, y se marcha sin mirar atrás.

Ella lo ve irse, y cuando una distancia importante los separa, él se lleva una mano al rostro y rápido la sacude en dirección contraria, y ella puede ver como de esa mano salen despedidos varios pequeños brillos, que no pueden ser mas que lágrimas

Él también llora, él también lo lamenta. Pero entonces, ¿por qué termina todo?
Grita su nombre, pero él no vuelve ni volverá.


- Ya está.

- Bien.

- No le hagas nada vos ni los tuyos.

- No le voy a hacer nada, lo juro.

Más tarde, el hombre que habló con la mujer continúa en su llanto miserable. Sabe que se condenó a una vida sin amor, pero sabe también que no podía correr el riesgo de que le pasara algo a ella.
No podría vivir con eso.

- Tenés que irte. - le dice el otro hombre, encapuchado en su ropaje roñoso.

El otro asiente e inicia su camino bajo la luz del día. Pronto descubrirá que el Sol es detestable para un hombre infeliz, que aumenta el odio y el resentimiento hacia el resto de los seres; descubrirá que en la soledad de la noche, la tristeza es capaz de comerte de un bocado como un monstruo mitológico.

Pero antes de irse, su corazón lo obliga a mirar atrás.

- Te amo, hasta siempre.

Y se marcha.

6 comentarios:

Antonella dijo...

Me imaginé un final re trágico para este escrito. La mujer termina con su vida por la falta de amor del hombre que siempre quiso. Y él, queda con la angustia y la tristeza por la muerte de su amada que no podrá remediar jamás. Oh si, soy una pesimista, pero es así viste, las historias no siempre terminan bien.
Te amo Mr. elástico. nótese que lo digo por tu altura ah? jaja

Juanfra Migliore dijo...

No, boludo, por poco y me hizo acordar a lo que te conté anoche sobre la rubia xD

Pero no, no pasó así.

Te dejo un abrazo!

cosasimpropias dijo...

q dificil walk away del amor :(

Sonii dijo...

Oh, me vas a romper el corazon uno de estos dias con estas historias, pero son lo mejor.

Segui asi, Gil. JAJAJA

Te aprecio, aunque te guste la mayonesa.

Anónimo dijo...

posta, keith richards y mirtha no mueren nunca (?) tndrian que almorzar juntos (?)
la maxima seria que richards se tropiece y muera (?

Anónimo dijo...

...
amor cuestionable.