- Tengo que mostrarte algo - le dijo el hombre a la mujer.
Bajaron por un camino de piedra que era casi una escalera natural. Entraron por un túnel entablado y caminaron hasta la cueva mayor, donde la luz se hacía mas clara y más brillante que nunca.
Y ahí estaba la salvación del mundo.
Las dos personas se quedaron maravilladas al observar tal espectáculo: por un resquicio en el techo de la cueva, a gran altura, un haz de luz solitario e impactante alumbraba todo con magia creacionista; era pequeño al entrar, pero la luz se ampliaba de una forma increíble y cubría un área enorme del suelo de la cueva; en ese suelo, un pequeña napa se transformaba en casi un río subterráneo, y ese sonido, sumado a la vista, era una cálida sensación de belleza, pero no era solo eso: una capa de flora similar al cesped nacía en aquel lugar, y lo alfombraba con la suavidad de la naturaleza. Flores hermosas se inclinaban hacia la luz, y destellaban calor y hermosura capaz de iluminar el alma de la más oscura persona. Abejas viajaban de flor en flor, pájaros entraban y volaban felices al ritmo de sus cantos de alegría; peces se movían en la corriente y nadaban hasta una cascada mas adelante.
- Esto... es íncreible - dijo la mujer.
Durante una eternidad observaron el pequeño Edén, hasta que se dieron cuenta que lloraban. No entendieron por qué, pero una emoción cristalina y simple los había tomado desprevenidos, y abrazaba sus corazónes.
Bebieron un poco de aquel agua y fue la más refrescante y revitalizadora que jamás probaron, tocaron esa vida que crecía de la tierra y la sintieron como terciopelo, intentaron reconocer la especie de esos pájaros pero se dieron cuenta que eran únicos, al igual que las flores, vida única que solo existía en ese lugar de inmortalidad.
- Nadie sabe de este lugar, - dijo el hombre - así que guardémoslo para nosotros.
- No quiero irme de acá - fue la respuesta de la mujer.
Un beso suave, contagiado de la belleza del paraíso cercano, calló para siempre las palabras de los dos, que se sumieron en la eternidad de aquel lugar sagrado, donde lo único que faltaba era ese amor indestructible.
sábado, junio 20, 2009
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5 comentarios:
Ay y los enamorados vivieron felices y comieron perdices. Tierni te decían. Muy bueno luquinis. No soy como vos que me decís flogger. Es blogger en su defecto, flaco.
Mis saludos cordiales best friend.
Nice ^^
Me agradó la canción con la que leí la entrada (As long is not about love) aunque no va del todo con el romance perenne...
"El caminante sobre el mar de nubes/niebla" es de mis pinturas favoritas n.n
A ver si paso más seguido por aquí... Feliz sabadrink
Cheers,
Maddy
fueron el ingrediente q faltaba para completar tal circulo perfecto de felicidad.
Y bue, que puedo decir? Segui asi, escribis tan bien te envidio.
Te amo gay.
sos un romántico!
un abrazo :)
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