- Al fin estás acá - le había dicho aquella noche sin luna y sin Dios - Al fin te tengo.
Un anciano marchito y herido respiraba agitado en el suelo, de rodillas. Su barba y su cabello cano estaban sucios de sangre que le salió a golpes y de tierra en la que caía cada vez que el hombre joven que hablaba lo golpeaba. Cada bocanada de aire era una hazaña que se complementaba con el castigo angustioso de sus costillas rotas al crujir.
- Jaja, al fin estás acá - le había dicho de nuevo con júbilo. En esa noche era joven, hoy cumple la edad en la que ese anciano fue golpeado hasta morir, pero esa era su oportunidad, tanto tiempo lo había buscado, tanto tiempo habían luchado a escondidas...
Otro golpe le había asestado y el anciano se había revolcado. No paró hasta oír cada hueso romperse, no paró hasta que la sangre lo cubrió todo. No paró hasta que sus puños golpearon una roja masa carnosa, deforme y sin vida.
El hombre joven ya no lo es, tiene manchas hepáticas en su piel arrugada y áspera, músculos inútiles, piernas que no funcionan. También su mente envejeció.
- No debí haberlo hecho... - repite cada noche en sueños carceleros - No, no debí...
Miedo y remordimiento mantienen al viejo con vida. Reza cada mañana al pequeño altar de su mansión al que su asistente lo lleva. No quiere morir por una simple razón: ¿dónde lo mandaría Dios, el mismo que estuvo ausente aquella noche, que no tuvo clemencia con el anciano que era asesinado con tanto sufrimiento y que no impidió el hecho brutal y monstruoso que se llevo acabo? La idea de que Dios y él eran cómplices, a pesar de que no le aseguraba nada, le agradaba, pero por las noches se preguntaba si el Señor también se sentía culpable.
- Para ser enemigos, no éramos tan diferentes. - dijo el hoy anciano una tarde en la que aún podía caminar y soportar sus penas, sobre la tumba de su enemigo.
Se cumplen cuarenta años de aquel episodio.
El parapléjico está en la cama y percibe un susurro ligero, una brisa. Luego una ventisca. Sabe que es lo que pasa. El ruido de pasos rengos y débiles en el pasillo se hace cada vez mas sonoro y evidente, el intruso no tiene ningun temor en ser descubierto pues nadie podría verlo, excepto la persona a la que busca.
El hombre acostado ve como por el umbral de la puerta se acerca una figura.
- Tenes razón, no eramos tan diferentes - dice la sombra que, sin ser vista, despide una sensación repulsiva al arrastrar sus palabras apenas entendibles al casi no tener huesos sanos en el rostro. El parapléjico cierra los ojos con fuerza, no quiere ver como cuarenta años de descomposición convirtieron a aquella masa roja y muerta que él había dejado.
- Nada diferentes... - vuelve a hablar, y ésta vez el aliento le llega al hombre acostado, que no tiembla y afronta el final.
A la mañana siguiente, el asistente encuentra a su jefe muerto por razón desconocida. Huellas inexplicables de barro y suciedad llegan hasta el recién fallecido, pese a que las cámaras de seguridad no habían grabado a nadie.
Los enemigos murieron uno a manos del otro.
lunes, agosto 24, 2009
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7 comentarios:
Despues te digo algo. Esta muy bueno, me hizo acordar a algo jaja, despuies te digo. Te amo Lucas Javierrrrrr, Sos lo menos de lo mas sabias? Jajaja
la venganza trasciende la muerte
Muy bueno luquetito. Y andá a hacer las compras que te espeor bebé jaja
Las deudas siempre nos alcanzan mientras la muerte nos espera.
Como siempre, un gusto leerte.
Buena semana!
Me gusto, lindo!!
Cm andas tanto tiempo!?
(K)
Wow, impresionante, bastante realista y hace q el lector se meta bastante en la historia.
Sigue así, un saludo. Te sigo.
Love Boat Captain:
"First comes love...Then comes pain...Let the games begin"
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