jueves, mayo 14, 2009

Herido

El trayecto es sinuoso y lo recorre herido.
El pasado, una vida que solo podrá continuar en la imaginación, donde se preguntará mil veces cuestiones sin respuesta; atrás, la felicidad muerta con su tacto agridulce lo sigue despacio, la huele y la nota ahí, inconfundible.

Una vida, una mujer, un amor. Ahora nada.
Soledad, adicción, muerte lenta. Realidad.

Cada paso, una nueva condena. Cada lágrima, una prisión de lamentos.

Un Sol decadente se va por el horizonte para no volver nunca. Quedó a oscuras, lo que es un alivio. La oscuridad es la mejor aliada de las personas que buscan desaparecer. Recordaba haber vagado así en su juventud antes de encontrar una luz que seguir, la luz que al final se extinguió. Había conocido la felicidad, el amor, la luz de ella, pero...

Los dolores silenciosos lo arrinconan. Tambalea. Cae. Llora. Sufre.

Agotado, decide quedarse acostado con los ojos abiertos para mirar el vacío de la sombra. Sabe lo que tuvo, bien que lo sabe, y sabe también que lo perdió. La luz no es para personas como él, seres angelicales no están destinados a pasar su vida eterna con alguien de las sombras, y tarde o temprano, iba a pasar lo que pasó.

El tiempo pasa y sigue, sin darle importancia al sujeto acostado y agotado. Ve, mira, observa nada. Opina que es merecedor del castigo. Llora algo más, se levanta y vuelve a escapar.
Si no querés morir de tristeza, mejor no mires el interior se dijo, pero sigue atrapado en el laberinto nocturno de su dolor.

2 comentarios:

Antonella dijo...

Cada paso, una nueva condena. Cada lágrima, una prisión de lamentos.

Guau, cada día mejor compa;) jaja. Muy bueno aunque me puso tristona vio, gracias por preocuparte tanto por mi

Sonii dijo...

Esto esta genial, lo sabes.
Te amo locura.